El resultado es un elemento de perfil triangular que se produce mediante un proceso de extrusión  en polietileno reciclado de media densidad, de bajo costo y amigable con el medio ambiente.

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La geometría del confinamiento para ciclovías fue estudiada de tal forma que el lado del arroyo vehicular presenta un ángulo más vertical que, en caso de ser alcanzado por las ruedas de los vehículos los guía de regreso a su carril, de forma contundente pero segura; del lado de la circulación ciclista, el ángulo del delimitador es más bajo y amable, para evitar descontrolar al ciclista en caso de impacto.

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La visibilidad e imagen del elemento fue otro factor importante que se refleja claramente en el diseño final. Era importante que, además de ser una barrera física, los confiamientos formaran una barrera visual que se percibiera por los automovilistas como un obstáculo difícil de invadir.

El color gris obscuro se escogió para evitar la apariencia de deterioro y contaminación visual de elementos análogos. Para otorgarle una mayor visibilidad, se incluyeron reflejantes rojos y blancos en los extremos y una tira de reflejante blanco del lado de la circulación vehicular, todos estos colocados en bajo relieves que protegen el reflejante de posible vandalismo y de los elementos climáticos. Finalmente,  se incluyó un ícono de bicicleta y el hashtag #CDMX.

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El día de hoy aún puedes verlo en varías ciclovías de la ciudad, protegiendo el espacio de los ciclistas en la CDMX y contribuyendo a una movilidad multimodal.